Paseamos cogidos de la mano Mientras respira el mundo a nuestra vera Con secreta lentitud de magma y de dulzura Postergada con que el azar nos colma Cada día como una clara dádiva Que nos hurtó el pasado y nos devuelve El ahora con serena alegría, Tal vez porque ahora ser feliz es fácil, Al menos más fácil que entonces, fácil Posar mi mano en la suya y mirar Sus ojos de miel y de recato bondadoso, A pesar de las heridas negras en el alma, A pesar de los silencios, y fácil Decirle que la quiero en voz muy baja Para que se crea mis palabras y sonría Con sus ojos de entonces y con labios Que ya me pertenecen y en la noche Extender mi mano y tocar su cuerpo Como un roce de ventura al descuido, Para que note mi calor de hombre Y me busque en la penumbra aromática, Para que acuda el prodigio de la piel en guerra Y sucumban los cuerpos en el sudor nocturno, Unas palabras de tregua en silencio, la caricia de tus labios recientes, el amor a raudales porque es verano y todo es amor desde el alba, cuando la luz despierta nuestros cuerpos y crece el nuevo día. Es fácil entonces reír a su lado, fácil Comer a la mesa del mediodía Las legumbres sabias y los huevos con patatas Mientras se aposenta el amor muy cerca, a nuestro lado, como una aparición divina y por la tarde entrar en el lecho y en la siesta y hablar hasta la noche y amarnos lentos sin preguntas, sin excusas, devotos del perfume de los sexos y fieles al mar de los veranos, sin rencores porque usamos todas las palabras y lo dijimos hace tiempo todo y ya no queda más que el amor dócil y los paseos eternos cogidos de la mano y los besos para siempre.