Sobre el mar de verdes que hay en vilo, sobre el despliegue con que rosas y carmines de su propia esencia dudan, en la bifronte timba del misterio que aúna o aventa las verdades en el caprichoso juego con que la pericia intenta capturar lo que el azar, a la par luna y azogue, de tanto en tanto revela, mirada, pincel y mano en genésico desplante atrapar la imagen logran. De su logro sorprendida acata la materia su dominio y a él se entrega, más segura aliada en su incerteza que la oferta, más falaz, de la apariencia.