Descripción
Caronte
La noche había sido turbulenta. El taxi era
vía de escape y vuelta,
pero también provisional guarida.
Tuve suerte: un taxista argentino,
con experiencia en matutinos náufragos,
en pecios de la amanecida,
residuos lamentables del reflujo nocturno.
Un hombre afable y comprensivo,
conocedor parcial de Borges.
Le encomendé la lectura de un cuento,
y prometió, en los estertores ya
de la carrera, que la haría.
De todas las promesas de esa noche,
incumplidas o en trámite de incumplimiento,
la suya fue la única
con visos de llegar a ser solo improbable.