Cuando las cosas empezaban a hacerse bien viniste tú como una sombra buena, un pálpito benéfico que dejas la música sencilla del otoño, una costumbre nueva apenas unos días, unas noches para recuperar los años idos, todo pudo haber sido de otro modo, haber vivido juntos en compañía de tus manos hábiles que saben construir otros caminos. Nos convocó el destino entonces sabio pero enigmático y no supimos, yo no supe la causa de tanto misterio, años en vano, por alguna razón que ya está clara aunque no fuimos capaces de verla y pasamos el uno junto al otro aquellos días como dos extraños, dos conocidos que ignoraban la luz del otro y sus palabras. El tiempo nos devuelve nuestras manos, nuestras bocas ávidas y los sexos reencontrados. Han pasado los años y sigues bella y joven, serena como la noche y dulce. Por unos días fuimos el consuelo y la venganza del pasado, fuimos el sueño cumplido y regresaron nuestros cuerpos intactos de aquel tiempo como renacidos por el amor que no gastamos nunca.