QUE no te venza la noche, tú resiste, que jamás su dulzura te impida sublevarte, lucha con esa fuerza que te ayuda a vencer, levántate, camina, aunque con dolor sea, hacia lo que te obliga a renunciar. Destrúyelo. Tu vida es todo y nada; del todo arroja el peso, de la nada ama el vuelo en la tierra, postura noble de tus acciones, y encima de sus límites edifica tu casa, mas siempre en las afueras como así te dictaron las palabras, hablándote, que de ello todo saben. Pues hay momentos en que no importa morir sin desearlo. Siempre el miedo es inútil, nunca cedas un palmo. Que nadie, nadie pueda con tu dignidad sola.