Descripción
(LE HABLA LA MUERTE AL ALMA)
Si me deseas contigo, si solo buscas ser
la carne de mi carne, suelta tu pelo aquí
donde lo invisible se alienta;
que en esta mar en calma,
reino del olvido, los dioses
y las sombras están hechos de luz.
Túmbate a mi lado, amor,
y siente dulce esta hora, que ya el ángel del mal
ha extendido sus alas y su sello de fuego
va marcando tu nombre.
Él une los espacios, los tiempos,
las fronteras y revela su rostro
anterior a este mundo de lo vivo y lo muerto.
Es su exilio mi origen, su inmensidad
la puerta –¿límite, sueño o locura?–
en que un vacío celeste y constelado
invita a la intemperie de mi reino.
Gózame en él, amor, que se olvida
tu carne en la noche del hombre
y crece ya en su mal,
que tu piel es el agua oscura del misterio,
que son abismos tus ojos
donde se pierde el mundo y de nuevo en tus ojos
renacerá a lo eterno.