Un planeta olivarero tuvo que atravesar el caracol a su paso por Jaén en su lenta caminata en busca de la alegría del mar.
Miles de olivos en inmensas llanuras se alineaban en hileras fenicias, con sus ramas griegas y savias romanas. Olivares de verdes hojas, de verdes ojos.
Olivares de verde plata, de iris oleaginosos. Olivares con ramas de alegría y paz. Olivares con hilos de sol en sus ojos.
Olivares antiguos crecidos en ambarinas tierras.
Olivares milenarios arraigados en su mirada. Verdes, con lágrimas de limón. Verdes, con gotas de aceituna. Olivarera antesala antes de llegar al cielo del mar.