Niña de mis letras, porque eres niña sin tiempo escrito, veredicto de labios, piel de compuerta que almacena los sueños de mi condena.
Niña de mi verbena, flor de naranjo déjame que te huela de grito en grito que me bañe en tus ojos y a tu manera, hacerme de la tierra de tus sonrojos.
Aquí he vuelto de nuevo a ser ninguno, como mucho, la brisa de tu sonrisa la escarcha de tu boca, tu gesto altivo el motivo del alba que te ilumina.
Hoy regreso a los bancos donde escribimos tatuajes con dueño, amor eterno corazones de leña, nombres de niños compromisos divinos, futuros ciertos.
Soy ayer de mañana cuando te miro, ahora soy porque quise, porque quisimos, verso en letras de poros, un desatino un destino locura, una ternura esquiva una viva esperanza de hacernos tiempo para esperar el alba en cada esquina de este cuerpo que grita para rompernos y esparcir los recuerdos entre las vidas.
Ven a verme de nuevo cada minuto hazme tuyo y sé mía sin darme tregua que hay entregas de sobra para perdernos por las estrechas calles de nuestro mundo y en el reloj lejano del horizonte, donde tu monte quiso rasgar mi llano han dormido las manos que nos conocen esperando las bocas para nombrarnos.
Niña de mis palabras mujer escrita, interminable sueño, infinita.